Coleccion Palabra Militante


Alejandro, por siempre... amor.
Taty Almeida.
Poesía.
Alejandro Almeida, tenía 20 años cuando fue secuestrado el 17 de junio de 1975, durante el Terrorismo de Estado que ya se manifestaba por el accionar de la Triple A durante el gobierno de Isabel Perón. Trabajaba en la agencia de noticias Télam y estaba en primer año de medicina. “Al día siguiente iba a tener un parcial y me avisó que no iría a trabajar. Salió y dijo que enseguida volvía y nunca más lo volví a ver”, suele recordar Taty cuando cuenta la vida de su hijo. Más tarde revisando entre sus papeles encontró una agenda con 24 poemas, hoy editados y leídos por 24 artistas y compañeros solidarios en este DVD + libro que reflejan su compromiso militante, el amor por la familia y amigos, y los ideales de los Treinta mil.


Memoria, verdad y justicia. A los 30 años por los treinta mil.
Autores: Varios.
Género: Testimonios.
Descripción: VOCES DE LA MEMORIA - VOLUMEN I
Reseña histórica del movimiento de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Testimonios de las protagonistas. Poemas, relatos y testimonios de referentes de organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, políticas, religiosas, sindicales y culturales. Las voces que acompañan las luchas de las Madres.





Versos de Ani.
Autor: Ana Lanzillotto de Menna recopilaciòn de Alba Lanzilloto, abuela de plaza de mayo.
Género: Poesía.
Descripción: Beba: Tú, que has tenido la posibilidad y la obstinación de buscar y guardar estos versos de Anita, me has pedido que escriba unas palabras para presentarlos.
Tal vez lo hiciste porque sabes que yo siempre he andado cerca de las letras. Eso ya pertenece al pasado y ahora no me sirve. Para esto no. Sólo el corazón. Y el dolor. Y la bronca.
Anita tenía 20, 21 años cuando escribió esto que ella misma en las palabras con las cuales se los ofrece a mamá, llama “mis humildes aspiraciones de llegar a hacer un verso” o “una especie de verso que quiere ser y que no puede.”
Estaba estudiando en esos momentos y vivía y sentía y sufría todo lo que una muchacha joven siente, vive y sufre en esos años luminosos.
Fe, amor, profundo sentimiento familiar, amor, soledad, enfrentamiento con la muerte, amor -la muerte de papá la hirió mucho-, búsqueda de algo que todavía no vislumbra y ese grande amor y admiración por su hermana Cristina.
Esto es lo que hay en estos versos que, posiblemente Anita hubiera corregido en una segunda lectura. La mayoría están en borrador, escritos con su letra tan característica, borroneados, algunos inconclusos. Pero yo he preferido dejarlos así. No me siento con derecho a enmendarle la plana cuando ella no está para darme su conformidad. Por lo menos que en esto sea respetada.
No muchos años más tarde vendrían los que se creyeron con derecho a disponer de su vida, a desaparecerla, a arrebatarle el niño que llevaba en sus entrañas.
Nos han quedado sus versos de los veinte años y con ellos lo que fue, lo que soñaba, lo que sentía, lo que temía. Ella está con nosotros, junto a su “hermanita repetida…tan una entre las dos”. Están en nuestro corazón, en nuestros labios, en nuestros sueños, en todo lo que quisiéramos hacer y no podemos, en todo eso que nos impulsa a buscar, a pedir, a exigir la justicia que no llega.
Ellas están a nuestro lado, nos llevan de la mano; aunque ya estamos casi viejos nos infunden su juventud, su fuerza y nos empujan a seguir poniendo lo poco que podemos para que cambie este mundo enfermo, esta civilización impía, esta sociedad hipócrita que enaltece a los verdugos y rechaza a los mártires.
Debemos tener fuerzas, hermana, para no traicionar la generosa entrega de los que tanto amamos. “Hay que seguir andando nomás”…como decía Monseñor Enrique.
Nena

SUBVERSIONES – CLAUDIA DITTMAR
Los que me enseñaron, hace ya largo tiempo y apenas teniendo mi misma edad, me dijeron que los cambios empiezan por uno, y luego se van sumando a las pequeñas revoluciones de otros que conforman una inmensa revolución compartida... Esa que alguna vez quisimos llevar a cabo, nos salió mal, muy mal, y terminamos pagando con las vidas de nuestros compañeros, con los primeros amores, con mutilaciones, desencuentros, nostalgias y rencores.
Militancia, una palabra tan nombrada, tan tocada, tan maltrechamente herida. Militancia con botitas de gamuza y campera verde pesada aplomada sobre mis hombros, acorralando, reprimiendo un terror pavoroso a lo inesperadamente probable, a sabiendas de lo que nos podía pasar: desaparecer y no por arte de magia. Este libro intenta recuperar caminos que fueron transitados a pura adrenalina, reconstruir puentes con el pasado para sembrar de memoria y porqué no de advertencias y esperanzas al presente, en el aquí y ahora de una juventud que ya no pisará la misma piedra pero que sueña los mismos sueños, la misma pasión por la construcción de un país más justo y solidario.
SubVersiones por supuesto es una subjetiva mirada de la historia reciente, sin dejar de insinuar una versión desprejuiciada, subalterna y lateral: La desgarradora y épica historia, con sus luces y sombras, contada por una adolescente militante sobre lo que nos acontecía a los jóvenes de la UES y de otras organizaciones en la década del 70.


DOS PUERTOS HACIENDO ESQUINA – JESUS AGUIAR
Nuestro Jesús José Aguiar, es Galego y trabajador de la cultura.
Suele mecer sus manos en la arcilla, en la tela y en las palabras con el mismo ardor que los jóvenes invierten su tiempo en el amor y las causas perdidas; con la misma paciencia y sabiduría de aquellos que nos precedieron.
Que vá…el Pepe es Matricero y Republicano. Es matriz, metal, tierra, madera, identidad por los que vinieron de los Barcos y los que bajaron de los Cerros, por los de allá y los de acá. Llegó al nuevo puerto marrón avizorando nuevos colores y unió las orillas con ideales. Diseminó poemas y canciones, denunció a los generales, fiel a su nombre amasó el pan y descargó alforjas de solidaridad allí donde siempre reina la intemperie.
Como buen militante hereda la obstinación por cambiar el mundo con poemas sin verso, con palabras simples y malditas con la alegría de juntar reflexivamente dos puertos en una multitudinaria esquina.
Pascual Guido Spinelli


Un lugar donde apoyar los ojos - Leo Aicardi
Prólogo: Taty Almeida – Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora
Diseño e Ilustración de tapa: Edgardo A. Barreneche.
Ilustraciones de interior: Edgardo A. Barreneche.
En un disonante mundo que cambia sin espera, donde pareciera haberse quebrajado una de sus teclas… la fusa o… tal vez la corchea, sin respetar al silencio, desoyendo al segundero que avanza como rengueando su paso lento… vamos echando leños secos, que avivan el moribundo fuego.
Un universo repleto de personas que alquilan hasta sus deseos, que sin querer, parecieran van quedándose como quietos, sin una porción de suelo, sin minutos que marquen el verdadero tiempo. Como durmiendo sin sueños… sin persistencia, sin darse cuenta que pasan ofendidos los eneros. Que las hojas cambian de color sin saberlo, que el viejo río que solo pretendía llegar al mar convirtiéndose en el más fiel de los navieros, ha dejado que el curso de sus aguas tome sin alas un extraño vuelo…
Y en este loco caminar que amordaza los intentos de un viajero, nos quieren convencer que no hay lugar afuera del cuerpo, donde hacer latir el corazón. Que la roca no es indestructible.
Sabemos que se parte con el trazo, con la letra. Con la pinceleta, chapoteando laboriosos colores… con el silencio que no nos calla.
Éstos que pretenden hacer que el mudo solo silencie no descansan, porque hacerlo los que queremos verlo en perpetuo movimiento, los valientes sin espada, sin birrete… con balas sin fogueo, los que cambiamos la terapia del diván por el profundo respirar, en caminar sin un garabateado sendero… buscando la palabra convertida en oración, la poesía en imagen, las voz en una dulce canción, nuestra boca en un adictivo beso…
Y llegar a ese mágico lugar que siempre soñamos, que siempre quisimos. Que nos acompaña pidiendo que solo seamos auténticos, libres… donde uno siente que es, que está.
Ser el ahora…
Y decidir naturalmente compartir la vida en un verdadero mundo que no nos pertenece, pero que ahí está, que pulsa, que va creciendo…
Que necesita de la voluntad que nos movilice, que la sabiduría nos ilumine.
Del amor que nos guie el pensamiento, las emociones… y porque no las manos, de la humildad de donde nace la verdadera grandeza… despegándose del apego, de la tristeza, del poder que atenta contra el alma. 
Tan solo esto… un lugar donde apoyar los ojos… y así poder seguir viviendo…